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a glass of wine on a table
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La Escena del Vino de San Miguel de Allende Va en Ascenso

Es bien sabido que tradicionalmente México no es un país bebedor de vino. Los residentes prefieren tequila, mezcal y cerveza. Pero el interés mundial por el vino mexicano ha crecido últimamente, al igual que su reputación de excelencia.

Según la leyenda, Hernán Cortés y sus soldados bebieron todo el vino que trajeron de España mientras celebraban la conquista del Imperio azteca en 1521. Una vez agotado, uno de los primeros actos de Cortés como gobernante fue ordenar la plantación de vides en todo el territorio de la entonces Nueva España. Los portainjertos o patrones europeos, que establecieron los padres de los monasterios durante los primeros años de la era colonial en los estados de Coahuila y Zacatecas, florecieron en México. Y así es como México llegó a ser la región vitivinícola más antigua de América.

Si bien la reputación de México como productor de vinos de primera calidad no estuvo en el radar durante mucho tiempo, las cosas han ido cambiando desde la década de 1980, cuando la calidad y la producción comenzaron a incrementarse. Estos cambios no han pasado inadvertidos.

Por ejemplo, en el prestigioso Concours Mondiale de Bruxelles (Concurso Mundial de Bruselas, CMB por sus siglas en francés), realizado en Croacia en mayo pasado, el vino No. 1 fue el Cenzontle Blanco 2019 (20% Chardonnay, 70% Sauvignon Blanc y 10% Palomino). El vino se produjo en el Valle de Guadalupe cerca de Ensenada, una región que domina el mercado de vinos selectos de México. Este vino blanco combinado venció a 7,504 competidores de 50 países y fue evaluado por 304 jueces. Para su conocimiento, México ganó un total de 85 medallas en dicha competencia.

Si bien el Valle de Guadalupe en Baja California Norte se ha ganado una merecida  reputación como productor de vinos excepcionales, varias zonas altas del norte de México han comenzado a distinguirse como distritos vitivinícolas de primera clase, en particular el estado de Guanajuato al oeste de la Ciudad de México. La famosa joya barroca del estado es San Miguel de Allende, hogar del nuevo hotel Pueblo Bonito Vantage cuya apertura está programada para finales de este año.
Las regiones en la periferia de San Miguel de Allende, que se sitúan a una altura de poco menos de 2,000 metros y se encuentran rodeadas de escarpadas montañas, tienen un buen terroir (suelo) y un clima semiseco de tipo mediterráneo que es propicio para el cultivo de la vid. Aunque Syrah, Merlot, Tempranillo, Garnacha, Cabernet Franc, Sauvignon Blanc y Semillón son las variedades de uva comunes que se cultivan en Guanajuato, la región también se especializa en Pinot Noir, una uva roja delicada y de piel fina que se usa para producir algunos de los mejores vinos del mundo, entre los que se encuentran los vinos tintos de Borgoña en Francia.

Según un informe reciente de Travel + Leisure, “Durante las últimas dos décadas, se han abierto más de 30 bodegas en la región –  tanto tradicionales como experimentales – y actualmente son puntos de visita en la Ruta del Vino de Guanajuato, que recorre cinco caminos a través del estado. Este diverso grupo de viticultores nuevos y consagrados está redescubriendo el ritmo de la tierra. Durante la temporada de cosecha caen lluvias torrenciales y las temperaturas oscilan con fuerza entre el día y la noche, a menudo hasta 30 grados. Este tipo de estrés define la piel, el nivel de azúcar y el equilibrio de acidez de las uvas, que da como resultado vinos carismáticos y fascinantes que se asimilan con gran facilidad”.

La generación más joven de enólogos describe sus bodegas como talleres en los que han reemplazado las técnicas convencionales en favor de la experimentación artesanal, utilizando uvas de varias fincas para crear mezclas naturales sin filtrar. Los propios viñedos, muchos de los cuales se localizan entre campos de lavanda y olivares, son muy pintorescos.

Y si bien la escena vinícola de la región puede ser joven, es atractiva y está llena de promesas. Y aquí está la prueba: Guanajuato será la sede del Concours Mondiale de Bruxelles 2024 a celebrarse en junio del próximo año, una ciudad histórica en el altiplano central de México, muy cercana a San Miguel de Allende. Ésta será la primera vez que la competencia se lleve a cabo en el continente americano.


Todo parece indicar que los alrededores de San Miguel de Allende, repletos de historia colonial y dotados de belleza natural, continuarán evolucionando para convertirse en una región vitivinícola de clase mundial.